sábado, 27 de agosto de 2011

Encuentro triste

Tres años después, y aún no lo había olvidado.
Nunca pasó nada.
Y nunca iba a pasar. Entonces...
¿Por qué le dolía el pecho? ¿Por qué seguía hablándole con esa ternura?
¿Por qué esos ojos cristalinos? ¿Por qué esa sonrisa?

-¡Hola! ¿Qué tal? ¡Cuantísimo tiempo!
Y una sonrisa se dibujo en su cara al verle.
-¡Hola!

Y hablaron hasta que las campanadas del reloj avisaron de que ya se acercaba el momento de la despedida.

-Me alegra mucho haberte vuelto a ver, y más hoy.
-A mi también, ¿y qué significa eso último?
-¡Ah! ¿No te lo he dicho? Mañana me voy -dijo sonriente.
-¿Te vas? ¿A dónde? -mientras intentaba disimular el temblor de su voz.
-Muy lejos de aquí, es un lugar muy apartado, pero estoy feliz. Al fin y al cabo, es lo que siempre quise. Y seguro que podré volver cuando quiera.
-¡Eso está bien! Es muy difícil conseguir algo así, me alegra que hayas podido cumplir tu sueño.
-Gracias. ¡Y hasta siempre! ¡Nos volveremos a ver muy pronto! -se despidió mientras caminaba calle arriba.

Pero mintió.
No lo volvió a ver.
Y aún así, seguía sonriendo cuando pensaba en aquella persona tan especial.