martes, 22 de noviembre de 2011

Armario

- Nadie me creyó.
- Lo sé, cielo.
- Pero es verdad. A todas horas se oían esos infernales ruidos que no me dejaban dormir, se escuchaban como si estuvieran al lado, ¿cómo es que nadie más los escuchaba? ¡Es imposible! ¡Se hacen los locos! No quieren reconocer la verdad, pero yo sí la sé, y no estoy loca, sé lo que me digo. Ellos tenían tanto miedo como yo de esos ruidos, pero no querían saber que eran.
- Cobardes.
- ¿Verdad que sí? Pero yo no, yo averigüé qué eran: fantasmas.
- No me lo puedo creer. ¿Cómo lo averiguaste?
- Me lo dijeron en mis pesadillas, me dijeron que había pasado algo en mi habitación, en el armario. Que alguien había... muerto ahí.
- Me alegra que descubrieses la verdad, ¿estás más tranquila ahora?
- No... realmente no... Aún me cuesta dormir por las noches. Cuando estoy en mi cama por la noche, no puedo evitar mirar hacia ese enorme armario y pensar en la horrible muerte de ese pobre muchacho.
- Mmmmm... Es curioso.
- ¿El qué?
- Yo también pensé eso cuando me ahorqué ahí dentro, ¿crees que significará algo?