- ¿Recuerdas nuestra última conversación?
- Sí, sobre fantasmas y esas cosas, decías que tú no creías en eso.
- Quizás haya cambiado de parecer.
- ¿Y eso por qué?
- Este fin de semana, mi padre y yo fuimos a nuestra casa de campo, mi hermano estaba enfermo así que mi madre y él se quedaron en casa. Al ser sólo dos para limpiar la casa y hacer las demás tareas, no tardamos mucho en irnos a la cama.
- Como los niños pequeños.
- Cállate y escúchame.
- Vale, vale.
- Bien, pues eran sobre las 3 de la mañana, y me desvelé, comencé a escuchar ruidos en la cocina, mi padre estaba también despierto, preparándose algo de comer o algo, pensé. Por lo que me levanté e iba a ir a la cocina a ver si me preparaba algo a mi también. Pero fui a salir de mi habitación y... ¿Sabes dónde está la habitación de mis padres en el campo?
- Sí, al lado de la tuya.
- Sí, pues salí y vi que la puerta de la habitación de mis padres estaba entornada, y ya sabes, la costumbre, miré de reojo, y mi padre estaba ahí, dormido.
- Entonces... ¿qué había en la cocina?